Puede que este título sea una socaliña comercial. Pero lo que lo provoca no lo es. Quien no esté enamorado y no sienta envidia de quienes lo están es que ha tirado la toalla de la vida, su hermoso descabalo. El enamorado es igual que un faquir: pisa descalzo las ascuas del amor; se acuesta en su cama de clavos; devora sus antorchas... Y sigue ileso:ileso y moribundo. Si está solo, el enamorado es un mendigo; pero si está con quien ama, es más que un rey: esa es su única esperanza. Uno y otro son francotiradores que hacen la guerra por su cuenta, sin encontrarse a veces, buscándose más siempre:cuando se encuentran son ya dioses. Porque ven más allá de todo, y más que nadie saben los motivos de su sentimiento. Porque el amor no es ciego: donde los demás ven una sonrisa mustia, el amante ve un amanecer. Bendito sea.
ANTONIO GALA: "Día de los enamorados"